viernes, 2 de julio de 2010

Por la esperanza de un mejor mañana para confinados

viernes, 2 de julio de 2010
Leysa Caro González / Primera Hora
En cierto momento de sus vidas se apartaron del bien, tomaron malas decisiones y hoy pagan las consecuencias de sus actos.

Reconocen, sin embargo, que no importa los esfuerzos que hayan hecho ni lo bien que se hayan portado durante su encierro, al salir de la cárcel llevarán consigo la marca del rechazo, la marginación y la reincidencia.

Por eso, cuando a José Nuñez Cruz, quien lleva dos años preso de una condena de cuatro, le ofrecieron la oportunidad de completar una carrera corta que le ayudará al momento de reintegrarse a la libre comunidad, no lo pensó dos veces.

Su pasión en el trabajo siempre ha sido la mecánica, así que se decidió por una carrera en la soldadura. “Esto para mí es una oportunidad buenísima, porque ahora mismo hay mucha gente en la calle que cuando uno va a pedirle empleo lo primero que dicen es: ‘Muchacho, éste ha estado preso,’ y no te dan el empleo. Hay mucha discriminación”, relató el joven desde la institución 1072 del Complejo Correccional de Bayamón.

Fue allí donde el secretario de Corrección, Carlos Molina, anunció el inicio del proyecto educativo que impactará a 140 confinados y confinadas de mínima seguridad de distintos complejos, como José.

“Ahora mismo lo mío es bregar con carros y siempre me las busco aquí y allá, pero siempre está ese sello que marca a uno, pero gracias al Señor eso no me va a impedir echar pa’ alante. Tengo a mi familia que me apoya y a mis compañeros que siempre me dicen que siga ahí”, dijo confiado el joven de 24 años.

Con ese mismo anhelo aceptó el reto Kely Ramos Rodríguez, quien estuvo acompañada por su familia. “Quiero tener mis estudios y hacerme de una profesión para que la gente no me mire como una simple confinada y me quiten ese sello”, indicó.

La confinada de 26 años estuvo acompañada de sus padres y de su sobrino. Para su madre, Paula Rodríguez, no hay mejor regalo que ver que su hija tiene una nueva oportunidad de cambiar su vida para bien. “Yo me siento bien orgullosa de este nuevo proyecto. Yo espero que ellas sepan aprovechar el mensaje, los estudios y que eche para adelante”, dijo.

Le aconsejó, tanto a ella como a sus compañeras, comportarse para que sea un proyecto del cual se puedan aprovechar muchos más reos. “Espero que cuando salga a la libre comunidad pueda trabajar y ser alguien”, agregó.

En esa misma línea estuvo dirigido el mensaje de Molina y de los funcionarios que fueron en representación de las distintas instituciones académicas que forman parte del programa. “Como nosotros creemos en las oportunidades, le vamos a dar la oportunidad de que vayan a distintos centros universitarios; es bien importante la disciplina que tengamos”, les dijo el funcionario.

“El usted salir con un diploma, el poderse ganar la vida, puede ser la diferencia entre caer nuevamente o formar su vida con su familia en la calle”, añadió Molina.

Aunque el programa inicia con 140 confinados, la meta es que sea permanente y que pueda impactar muchas vidas. Los cursos comienzan en tres semanas y se extenderán por entre 360 horas y 1,050 horas.

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