miércoles, 14 de julio de 2010

No arrancan con buen pie las rutas de la AMA

14 Julio 2010

Por Pedro Bosque Pérez / pbosque@elnuevodia.com

No había una máquina para cambiar dólares en pesetas o una donde comprar las tarjetas que permiten a un usuario de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA) hacer el trasbordo de una guagua a otra sin pagar otra vez el pasaje.

A eso se enfrentaron los pasajeros que llegaron al terminal de la AMA que ubica en la avenida Iturregui, en Carolina, desde donde arrancó el lunes la primera fase de la Reestructuración de Rutas de la citada corporación pública, plan presentado por el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) como la “integración real de las rutas de la AMA al Tren Urbano”.

Pese a las limitaciones del servicio, la creatividad de la gente no tuvo límites. Los que necesitaban cambio formaron una fila detrás de la persona que surtía con refrescos y golosinas a las máquinas que expenden estas meriendas.

“Usted es el número siete. Haga fila”, dijo el empleado de una empresa privada a un hombre que inadvertidamente se adelantó a los que esperaban de manera informal por su turno. En un instante la fila se duplicó, pero todos recibieron el cambio que necesitaban.

A pasos de la fila, en el área de espera del terminal, se observaba toda una colección de rostros entre las decenas de personas que aguardaban sentadas o paradas por una guagua. Las caras de penitencia, sueño, cansancio, aburrimiento, prisa, alegría o relajación cambiaban a un gesto único que parecía decir “por fin”, al oír por un altavoz el anuncio de que podían abordar el autobús que los llevaría a su destino.

Eran las 3:30 p.m. cuando los pasajeros de la nueva ruta 48 fueron llamados a abordar una de las guaguas más viejas de la flota de la AMA, la 98012. El autobús empezó a dar servicio en 1998, por lo que ya alcanzó su vida útil de 12 años y debe estar próximo a ser vendido como chatarra.

“El pueblo es el que sufre”

“No sé quién ha pensado estas rutas”, afirmó en tono crítico Adoración López, natural de Madrid, España, y residente en Puerto Rico por los pasados 14 años.

“Estoy hora y media esperando la guagua y es terrible”, dijo en tono molesto López, quien sostiene que en Madrid aguardaba unos 10 minutos en lo que aparecía un autobús. Opinó que los cambios en las rutas en Carolina no benefician a los usuarios de la AMA.

“El pueblo es el que sufre”, sentencia por su parte Alba Vega. “Estoy furiosa, prendía. Estoy que lloro”, dice Vega, a quien se le quiebra la voz al hablar del servicio de la AMA.

“Está peor ahora que hace 20 años”, afirma Vega, quien reside en Pensilvania pero está de vacaciones en Puerto Rico. “Uno se para en una parada que anuncia que va a venir una guagua cada 20 minutos. ¡Mentira!”, dijo Vega en tono indignado. “¿Es un adelanto (los cambios de rutas)? Esto lleva a la gente a comprar carros”, afirma, para luego mirar hacia la avenida Monserrate, que poco antes de las 4:00 p.m. estaba congestionada por autos, la mayoría ocupados por una sola persona.

Fue en esa avenida donde subió a la guagua Brenda Vargas, quien dijo que esperó en la parada “como una hora. Antes eran 30 minutos”.

La joven comentó que ahora no sabe cómo llegar a la Universidad del Este, donde estudia, o a otros lugares a los que tiene que ir a hacer diligencias personales. Afirmó que modificar rutas requiere de hacer nuevos mapas y carteles que ilustren los cambios en el recorrido de las guaguas, lo que la AMA no hizo con tiempo.

Ya en una de las paradas frente a Plaza Carolina un grupo de personas se acerca a la puerta de entrada de la guagua con gesto de desorientación. “Voy para Plaza Escorial” dice el chofer de la guagua, Héctor Meléndez. Dos suben al autobús, pero los que se quedan afuera lucen perdidos.

“¿Para dónde van?”, pregunta el chofer a los que se quedan afuera. “Para Carolina”, afirma una señora acompañada de varios niños.

“Crucen la avenida y esperen en la parada del frente por la 6”, explica Meléndez. A otros les pedía que abordaran la guagua y les orientaba en qué parada quedarse para tomar otro autobús. Meléndez repitió el ejercicio de preguntar y orientar a los que esperaban en las diferentes paradas.

“Esto es una verdadera y soberana mi....”, comenta el pasajero Víctor Pérez Elías, entre gestos de aprobación de los que lo rodean. “Yo hago un turno completo de trabajo en la guagua, y pago por ella”, denuncia Pérez Elías, quien estudia en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y trabaja como bartender en un pub cercano.

Pérez Elías relata que toma tres guaguas para llegar a su destino. Pese a que sale a las 8:00 a.m. a coger el primer autobús, a veces llega tarde a su trabajo que inicia a las 11:00 a.m. Indicó que el sábado fue que pusieron el mapa con las nuevas rutas en el terminal Iturregui y el lunes, cuando inició la reorganización de rutas, instalaron las placas en las paradas para identificar el número de ruta que pasa por el lugar. Su rostro de indignación decía el resto.

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