lunes, 28 de junio de 2010

Se riega la anorexia en línea

Se riega la anorexia en línea
lunes, 28 de junio de 2010
Arys L. Rodríguez Andino / Primera Hora
Camuflados bajo los breves nombres de Ana y Mía se encuentran miles de páginas en la web que ofrecen “trucos” para llegar a un peso que sólo es posible cuando se deja de comer por periodos prolongados.

En muchos se advierte que son diarios personales y piden a los posibles lectores que abandonen la página antes de empezar a leer sobre las vicisitudes que viven sus creadoras para llegar a un peso meta que en la mayoría de los casos está fuera de todas las posibilidades de una vida saludable.

Algunas de estas blogueras de la delgadez reconocen que tienen un problema, pero igual admiten no tener intención de combatirlo.

La anorexia y la bulimia, dos desórdenes alimenticios extremadamente peligrosos, son entendidos no como condiciones sino como estilos de vida que cada cual tiene derecho a escoger.

“Amo a Ana hasta los huesos” y “quiero morirme flaca” son algunas de las expresiones que se encuentran en estos diarios que también están llenos de imágenes de modelos excesivamente delgadas como un recordatorio de la figura a la que aspiran estas chicas, en su mayoría adolescentes.

También, a modo de frenar el natural y necesario deseo de comer, colocan imágenes de mujeres con alguno que otro rollito pero que, si se calcula el índice de masa corporal, se llegaría a la conclusión de que están en un peso saludable.

Se refieren a sí mismas como princesas y, en ocasiones, convocan “carreras” para bajar la mayor cantidad de peso en el menor tiempo posible. Se dan sostén y se animan cuando alguna cae en la tentación de comer “como Dios manda”.

Comparten, además, una enciclopedia de trucos para ocultarles a sus familias en las que andan, aunque lo cierto es que debe ser difícil que una madre o un padre ignore la evidente flaqueza de una hija.

La búsqueda de apoyo cibernético de estas jóvenes es tan entendible como preocupante. Según la directora del Departamento de Psiquiatría y catedrática de la Escuela de Medicina, Lelis Nazario, estas chicas piensan que al llegar a una de estas páginas “han encontrado un site que les ayuda a resolver sus problemas”.

“Agraciadamente y desgraciadamente estamos viviendo un mundo donde el acceso a Internet es más fácil. Los teléfonos tienen acceso a Internet y muchas veces el acceso no es monitoreado”, señaló la psiquiatra, quien añadió que usualmente los tips que postean en la web vienen de pacientes más crónicos que tienen más experiencia en la enfermedad.

Ellas quizás no lo reconocen, pero tener acceso a esa información “les hace un daño horrible”. “Ellas piensan que si está en Internet es una validación de que es algo científico o real”, expuso Nazario.

En términos psicológicos, los pacientes que sufren de trastornos -como la anorexia o la bulimia- “andan buscando apoyos entre gente con las que se sienten identificados”.

“Son muchachas que están enfermas ya. Antes no existía el Internet pero ahora es bien fácil buscar ese apoyo. Internet valida y normaliza la experiencia”, analizó sobre la aprobación que reciben estas chicas de sus pares cibernéticas.

El psicólogo Alfonso Martínez Taboas también destacó que se busca la comprensión de ciertos comportamientos, aun si estos van en detrimento de la salud.

“Si yo tuviera esa condición y mi familia no lo aprueba, pues yo voy a buscar gente que me apoye. Aquí me entienden y entonces me puedo unir a esos grupos”, indicó.

Reconoció, además, que como los trastornos alimenticios pueden tener un componente de modelaje cultural, quienes entren a estas páginas pueden dejarse influir. “Hay jóvenes que pueden coquetear con empezar y continuar y luego no poder parar”, mencionó.

Acerca del concepto de que la anorexia y la bulimia pueden ser consideradas estilos de vida por quienes las padecen, Martínez Taboas explicó que sus defensores simplemente entienden que manifiestan una conducta atípica, pero no la problematizan. “Soy diferente y quiero estar así, pero como este trastorno tiene diferentes daños, incluida la muerte, ahí es que se piensa que el médico tiene que intervenir porque no tiene el juicio para reconocer el peligro”, abundó el psicólogo.

Con él coincidió Nazario, quien estableció que estos pacientes no tienen mucha introspección. “No entienden que es una enfermedad. Es una conducta normal (para ellas)”, insistió.

La experta en trastornos alimenticios, Mae Lynn Reyes, sostuvo que los pacientes de esta condición tienden a buscar mucha información para poder “controlar” el desorden.

“Muchas saben cómo mantener la condición sin que se descompensen demasiado. Hay muchachas que tienen esta destreza de mantener su límite. Claro, no importa que la persona tenga un cierto control porque es un control aparente”, expuso sobre el “dominio” que aprenden en sus peligrosas redes de apoyo.

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