martes, 15 de junio de 2010

Mayor el silencio en las clases sociales más altas

Mayor el silencio en las clases sociales más altas
El agresor en las clases sociales altas suele ser un hombre con cualidades de bondad y de civismo, lo que coincide con la descripción hecha por los amigos del productor José Pabón, quien mató a la esteticista Maribel Castrodad en su residencia en Río Piedras. (Para Primera Hora / Archivo / Rafael Pichardo)
martes, 15 de junio de 2010
Arys L. Rodríguez Andino / Primera Hora
Aun cuando la violencia machista toca en la puerta de cualquier familia sin importar la posición económica de sus integrantes, hay cierta tendencia a que las agresiones domésticas se oculten más en las clases sociales más altas.

La doctora Milagros Colón Castillo, profesora y miembro del Centro de Investigación de Estudios del Género de la Universidad Interamericana, explicó que la vergüenza y la creencia de que “esto no le pasa a mujeres como yo”, hace que esta población tolere un patrón de violencia doméstica por muchos años.

“Otra diferencia grande (entre la violencia doméstica en poblaciones pobres y en clases sociales altas) es que muchas veces temen perder a sus hijos y, si el esposo tiene el mayor poder económico, quedar en la calle”, señaló Colón Castillo.

El agresor en esta población suele ser, además, un hombre con cualidades de bondad y de civismo, lo que coincide con la descripción hecha por los amigos del productor José Pabón, quien mató a la esteticista Maribel Castrodad.

“El agresor de la clase alta suele ser un hombre con muchas caras diferentes. Puede ser hasta filántropo”, añadió la profesora, quien trabaja en un estudio de la violencia doméstica en mujeres con solvencia económica.

Colón Castillo expuso que incluso en las relaciones donde la mujer tiene mayor poder económico existe un sometimiento que obstaculiza que salga de ella. “La vergüenza tiene mucho que ver con esto. Ellas quieren que las dejen tranquilas (y no hacer denuncia). El problema es que no las dejan tranquilas”, expresó y señaló que el silencio que guardan es tan grande que le tomó dos años conseguir a diez mujeres que quisieran hablar sobre sus casos de violencia doméstica. “No querían hablar de eso. No querían ni que los hijos se enteraran”.

La procuradora de las Mujeres Yvonne Feliciano sostuvo que, de acuerdo con la experiencia que ha tenido en la oficina que dirige, las mujeres profesionales y económicamente independientes no recurrer a la agencia como deberían hacerlo. “Buscan ayuda en psicólogos privados y no utilizan los albergues”, informó.

Aclaró, no obstante, que el agresor actúa de la misma manera en todos los niveles. “El agresor es agresor”, reiteró.

En el caso de la agente asesinada por su ex pareja en Ponce, probablemente el temor a que la desarmaran o arriesgar su trabajo en la Unidad de Operaciones Tácticas fue parte de lo que contribuyó a su silencio.

“Ahora es que nos enteramos que hubo varios incidentes, pero ella nunca los reportó. No hay querella ni hay órdenes de protección”, expuso sobre la policía Iris Muñoz Camacho el director de la División de Violencia Doméstica del área de Ponce, Guillermo Toro.

El agente señaló que es bastante común que miembros de la Policía no informen sobe sus situaciones de violencia doméstica para evitar que los desarmen, algo establecido en el protocolo.

“Voy a hacer un plan de trabajo para orientar y que no tengan miedo de llegar a la oficina a buscar orientación y mostrarles todas las leyes que les cobijan”, recalcó Toro.

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