viernes, 18 de junio de 2010

De horror los cuentos de las picadas

La enfermera Elba Hernández, del Centro de Control de Envenenamiento de Puerto Rico, informó que lo primero que debe hacerse cuando una culebra o algún otro animal pique a alguien es lavar el área con agua fresca y jabón. Arriba, una culebra de Puerto Rico. (Archivo)
De horror los cuentos de las picadas
jueves, 17 de junio de 2010
Sara M. Justicia Doll / Primera Hora
Hace varios años un hombre vecino de Río Grande fue a El Yunque, capturó una culebra de Puerto Rico y se la llevó a su casa. Su hijo, un adolescente de 11 años, metió su mano en el cubo donde estaba la culebra y el animal lo mordió, lo que provocó que éste permaneciera en condición delicada en el hospital por varios días.

El herpetólogo Rafael Joglar recuerda cómo recibió de madrugada la llamada de una persona que conocía del caso.

“Nadie sabía cómo bregar con la mordedura. Cuando llegué al hospital, el nene tenía inflamación y manchas en su antebrazo, muñeca y mano, tenía una parte hasta incolora. Pedí a la enfermera que removiera la venda del lugar donde fue la mordedura y seguía sangrando. El padre del niño me trajo lo que quedaba de la culebra para identificarla, pero nadie sabía qué hacer con él. Me di cuenta que había un problema con esto en Puerto Rico”, recordó Joglar.

De igual manera, en la década de los noventa un estudiante de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras fue mordido por una culebra cascabel de uno de sus profesores cuando fue a alimentarla con un ratón. El estudiante estuvo bastante grave también, pero sobrevivió.

En el Centro de Control de Envenenamiento de Puerto Rico, la enfermera Elba Hernández advierte que lo primero que debe hacerse en el caso de que un animal pique a alguien es lavar el área con agua fresca y jabón.

“Usualmente, con los animales como la viuda negra, el escorpión, el ciempiés, la fragata portuguesa y la culebra común hay que adoptar lo que nosotros conocemos como las cuatro aes. Éstas son analgésico, antiinflamatorio, antibiótico, y la antitetánica”, dijo la experta.

Hernández advierte que la severidad de la picada de la viuda negra debe ser observada con detenimiento. Además, la persona perjudicada debe elevar la extremidad para evitar la inflamación. Agregó que el perjudicado debe registrar si tiene enrojecimiento, si el área se pone caliente, si pierde sensación y si estos signos van en aumento o si se presenta dolor de pecho y dificultad respiratoria. Si es así, la persona debe acudir inmediatamente al hospital. Si el paciente no responde al tratamiento de las cuatro aes en el hospital, el Departamento de Salud debe tramitar la solicitud del antídoto al Centro de Control de Enfermedades (CDC).

“Si la persona es diabética o está inmunodeprimida, debe prestar especial atención”, dijo la enfermera.

Otro de los animales que producen picadas sumamente dolorosas son los ciempiés.

Una vecina de Guayama que no quiso identificarse al diario fue picada a principios de este año y el dolor la llevó a acudir a la sala de emergencias.

“Estaba descalza y fui a mover unos cables de mi habitación para conectar el cargador del celular cuando el ciempiés me cayó encima en el pie. Me picó en dos lugares, en el dedo gordo y otra en el tobillo. En el hospital me dieron un tranquilizante porque me puse muy ansiosa, además de que me pusieron medicinas”, dijo la señora. Su pie mostró una coloración roja y negra que se extendió por tres horas aproximadamente.

El animal que ha causado revuelo con lo poderoso de su veneno es el pez león, que ha llegado a nuestras costas.

Cabe señalar que una de los técnicos del Centro de Conservación de Manatíes, a cargo de Tuque, el manatí que está en un cerco de mar en Toa Baja, sufrió una picadura de pez león. “El dolor le duró por 18 horas y estuvo llorando mucho. No se le quitó ni con Demerol ni con nada”, dijo Antonio Mignucci, director del Centro.

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