lunes, 29 de marzo de 2010

Casados con la fe y la familiaCasados con la fe y la familia

Los ex sacerdotes William Maldonado, Luis Román y Carlos Ramírez abandonaron la sotana ante una institución que no pudo adaptarse a un nuevo estilo de vida. (Primera Hora / Vanessa Serra Díaz)
lunes, 29 de marzo de 2010
Francisco Rodríguez-Burns / Primera Hora

Creían que la Iglesia iba a cambiar. Esperaron con ansias una transformación que provocara una renovación moral en la institución y su interrelación con otras religiones. Se inspiraron con la plataforma promulgada por el Concilio Vaticano II, una congregación ecuménica que intentó sentar las pautas y establecer el tono del catolicismo ante los grandes cambios sociales que se suscitaron durante los años 60.

Comenzaron a predicar la palabra de Dios como sacerdotes, pero abandonaron la sotana ante una institución que no pudo adaptarse a un nuevo estilo de vida. Los cambios que se promulgaron en Roma nunca se materializaron. Aun así todavía pueden administrar ciertos sacramentos en circunstancias especiales, ya que el sacerdocio les dejó un “sello indeleble”, una formación y un sentido de obligación que nadie puede borrar.

“Los sacerdotes se disgustan con la lentitud de la Iglesia. El celibato para mí no fue la razón principal, aunque sí fue una de las razones de mayor peso. La mayoría de los sacerdotes piensan que se debería permitir el matrimonio. Por la obediencia al obispo no alzan su voz”, sostuvo el ex sacerdote y maestro retirado William Maldonado Ducós.

El ex monje y sacerdote benedictino forma parte de la Fraternidad de Sacerdotes Casados, un grupo de más de 40 ex curas que abandonaron sus diócesis para casarse y comenzar una familia.

La mayoría de los miembros de la Fraternidad pueden ser sumamente críticos de la Iglesia, pero también defienden sus orígenes y sus obras. Aunque algunos de los ex sacerdotes consideran que su relación con Dios se afianzó a través de su matrimonio, el celibato no necesariamente resultó ser la única razón para abandonar su diócesis o sus órdenes.


“Mi crisis con la Iglesia no fue de naturaleza sexual. Pensé que la Iglesia tenía que ser más amplia y que debía estar más cerca al pueblo. El celibato estaba muy atado a ese sacerdocio exclusivista que nos separa de la comunidad. Si eres célibe, eres especial, eres un privilegiado, un ser más querido y amado por Dios. El sacerdote vive en el altar, pero no se abrieron las puertas para que el sacerdote se confundiera con el pueblo”, sostuvo el ex sacerdote Carlos Ramírez González, especialista en psicología evolutiva.

Aunque algunos de los ex sacerdotes aseguran que muchos de los problemas que enfrenta la institución para atraer a seminaristas se podrían resolver permitiendo el matrimonio de su clero, subrayan que esto sólo sería el comienzo de una serie de cambios que se requiere hacer en la institución para fortalecer los vínculos con sus seguidores.

“La Iglesia no le puede pedir, es más, no hay ninguna institución sobre la tierra que tenga el derecho de exigirle a un ser humano que renuncie a sus necesidades más fundamentales. No puede ningún Estado, ninguna iglesia, ninguna institución pedirle a alguien que deje de comer. Si algo es fundamental en la vida humana, es esa intimidad, ese afecto, ese cariño que debe existir, que el sacerdote necesita”, dijo el ex sacerdote y psicólogo Luis Román Cordero. Muchos de los ex sacerdotes consideran que el celibato debería ser acogido de manera voluntaria por los sacerdotes, pero descartan que el mismo esté intrínsecamente atado al sacerdocio. “El ser humano es un ser espiritual, pero también es un ser físico que requiere llenar esas necesidades fundamentales de la sexualidad”, sostuvo Román Cordero.

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