lunes, 21 de septiembre de 2009

Dignidad para nuestra vejez

Los adelantos de la ciencia y la concienciación sobre estilos de vida han tenido el efecto de extender la expectativa de vida de los puertorriqueños. Esto, a su vez, se tradujo en una población considerable de personas de edad avanzada. Sin embargo, las condiciones sociales para garantizar estándares de dignidad a nuestros viejos no han avanzado a la par con el crecimiento de este sector poblacional. El inicio de la serie “Envejecer en Puerto Rico: del encanto al desencanto” tiene el propósito de retratar una realidad muy pocas veces discutida y mucho menos atendida en nuestro País. Se trata de un reportaje en profundidad que se publicará como serie durante toda esta semana y que pretende abordar diversos aspectos de una compleja realidad social.

Desde una mirada a las condiciones de los hogares de cuidado para las personas de edad avanzada, el cambio en la estructura familiar y cómo incide en el cuidado de los mayores, la realidad económica de los retirados, los costos asociados a la atención de la salud, datos demográficos y estadísticos hasta el rol de los viejos en nuestra sociedad son aspectos que se atenderán en la serie que hoy comenzamos a publicar bajo la firma de la periodista Ana Teresa Toro. Trabajos periodísticos como éste deben tener consecuencias luego de su publicación. No podemos pretender ser calificados como una sociedad de avanzada cuando nuestros viejos quedan en el olvido, muchos viven bajo el nivel de pobreza, no son vistos como fuentes de conocimiento y experiencia, y –lo peor- sus propios familiares les dan la espalda. No podemos alimentar una tendencia a la invisibilización de este numeroso sector poblacional.

En muy pocas ocasiones escuchamos o vemos iniciativas públicas a favor de nuestra población de edad avanzada. Sin embargo, en las épocas electorales no faltan políticos que les prometan villas y castillas en búsqueda de resultados electoreros. El Estado parece asumir prioritariamente el rol de fiscalización, en lugar del de promotor. Aunque contamos con un sector de nuestra población de edad avanzada que se mantiene activo en diversidad de actividades recreativas, de voluntariado y laborales, lo cierto es que existe una mayoría olvidada que padece la falta de recursos y de atención digna. No le demos la espalda a quienes nos ayudaron a forjarnos como País, planteemos las soluciones necesarias para que este importante sector viva con dignidad.

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