martes, 7 de abril de 2009

La aflabetización académica (Parte II)

Por Dra. Hilda Quintana/Dra. Matilde García
07 de abril de 2009 04:00 am
El Vocero

Nos resultó muy interesante el comentario de uno de los lectores de nuestra columna anterior en el www.vocero.com que nos manifestó que le llamaba la atención que había tenido que venir una persona de afuera a decirnos algo tan básico como que la enseñanza de la lectura y la escritura es responsabilidad de todos. No es que no lo sepamos, es que muchas veces preferimos seguir haciendo lo que tradicionalmente hemos hecho por temor al cambio; pensamos que no estamos capacitados para enfrentarnos a ese reto o que es más trabajo.

Por eso, nos alegra muchísimo encontrar estudiosos en otros países de nuestra América que estén investigando sobre los procesos de lectura y escritura en todo el currículo y que cada día se publiquen más libros y artículos en nuestra lengua materna. Con el aumento en el porcentaje de analfabetos funcionales (25%) hay una gran preocupación en todos los niveles académicos en torno a las dificultades que presentan los estudiantes en cuanto a sus procesos de lectura y escritura.

Pero si bien esto es cierto, existe una relación entre las concepciones de los docentes sobre la comprensión de los textos escritos y las decisiones pedagógicas que toman (Corrado y Eizaguirre, citado en Cadena Castillo, Narváez Cardona y Chacón, Alfabetización académica: una de las responsabilidades de la educación superior [versión electrónica], s.f., p. 2) en sus salones de clases. Esto tiene unas implicaciones muy importantes en cuanto a la didáctica de la lectura y la escritura se refiere. No es un secreto que cuando los estudiantes llegan al nivel universitario, deberían haber aprendido los procesos de lectura y escritura en los niveles académicos previos.

Por eso es que muchos profesores universitarios piensan que éstos no deben enseñarse y que el alumno que no los domina simplemente no debe hacer estudios universitarios. En otras palabras, son muchos los profesores que pasan juicios sobre esto y responsabilizan a las prácticas pedagógicas de los docentes en los grados anteriores. Esto es, buscando siempre encontrar a quién culpar del pobre aprovechamiento de sus alumnos, sin dedicar unos minutos a reflexionar sobre su responsabilidad en este asunto.

Si bien es cierto que podría haber algo de verdad en esto, la realidad es que las dificultades que los universitarios pueden presentar a la hora de leer y escribir no se deben solamente a que no tienen las habilidades necesarias; sino a que los estudios universitarios requieren unas nuevas formas de leer y escribir en los distintos campos del saber. Nunca se han enfrentado a un análisis de un caso en Justicia Criminal, por ejemplo, o a la lectura de un texto científico de nivel universitario en la clase de Bioética.

Por lo tanto, nos corresponde enseñar y no dar por sentado que los alumnos conocen la nueva cultura académica a la que se enfrentan. Esa es precisamente la tesis de Paula Carlino. Ahora bien, es muy importante que los maestros de todos los niveles educativos también comiencen a examinar sus prácticas docentes, pues no pueden responsabilizar al maestro de español si sus estudiantes no pueden leer el texto de Estudios Sociales o Ciencias, por dar algunos ejemplos. Tampoco se puede asumir que enseñar a leer y a escribir es la responsabilidad de la maestra o el maestro de primer grado.

Nosotras estamos convencidas de que por ahí es que comienza el problema que luego continua agigantándose según los estudiantes van pasando de grado en grado. Es fácil comenzar a echarle la culpa a la maestra de primer grado si los niños no pueden leer en segundo, pero no se hace nada para continuar modelando el proceso y enseñarles algunas estrategias que son básicas para que puedan convertirse en buenos lectores.

Añadimos que esto no es una tarea de la maestra de español solamente, pues todos los maestros deben comenzar a enseñar las estrategias que podrán hacer a nuestros niños y jóvenes lectores estratégicos en Ciencias, Arte, Matemáticas e Inglés. En otras palabras, la alfabetización académica comienza en los primeros grados y debe continuar hasta que el estudiante finalice sus estudios. ¿Por qué les decimos esto? Tenemos que recordar que leer no es sólo decodificar las palabras de un texto en voz alta o “leer bonito” como dicen algunos.

Son muchos los niños que pueden hacer esto y luego se les hace imposible decir en sus propias palabras de qué trata el texto leído. Por eso estamos muy de acuerdo con lo que dice Paula Carlino: Leer y escribir es un asunto de todos, pero no es sólo de los profesores universitarios, como ella muy bien ha expresado en sus múltiples artículos y libros; sino que es un asunto de todos los maestros en todos los niveles académicos.Sin embargo, la única manera de lograr la alfabetización académica, como muy bien dice la investigadora, es con el apoyo y compromiso de las instituciones.

Esto se alcanza con el respaldo a la labor docente y mediante la creación de normas académicas que promuevan el desarrollo profesional en la didáctica de la lectura y la escritura en el currículo. Dra. Hilda E. QuintanaDra. Matilde García-Arroyoescritura.lectura@gmail.com

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