jueves, 23 de abril de 2009

A descolonizar la mente

Por Juan M. García Passalacqua
23 de abril de 2009 04:00 am
El Vocero

El anexionismo manda ahora en Puerto Rico. Pero los estadistas no saben qué hacer con su triunfo masivo de un millón de votos y 220,000 de ventaja. El Comisionado Residente, el Presidente del Senado, la Presidenta de la Cámara, y hasta líderes populares, esperan porque el gobernador Luis Fortuño convoque a una reunión de todos ellos sobre colonialismo. ¿Lo hará? Primero que nada, sin reunión, desde el poder el anexionismo tiene que —descolonizar la mente.

Hoy, en el Departamento de Estudios Hispánicos del Recinto de Mayagüez de la UPR ocurre un evento que nos ayudará a entender a todos. Gracias a la doctora Julia Cristina Ortiz Lugo, nos honramos en tener invitado a Ngugi wa Thiong’o, un genio sobre la cuestión colonial. Su Conferencia Magistral hablará de —los derechos culturales. Ya advertí aquí que nuestro énfasis futuro no será político sino cultural. Para ayudar a mi pueblo, le pido a la profesora que transmita cuatro preguntas al visitante.

Un issue es: ¿cabrá nuestra nación dentro de otra nación con otra cultura? Esa es mi primera pregunta desde EL VOCERO. La cuestión de nuestro idioma ha pasado de ser una defensiva a una ofensiva. Por años hubo aquí que defender el idioma. Ahora es lo contrario. No hay que defenderlo, sino afirmarlo. Para que la afirmación nacional boricua le plantee a Estados Unidos quiénes son ellos, los USA. Y si cabemos allí o no.La voz que escucharemos hoy es la del teórico clave de los estudios postcoloniales. Después de la independencia de su país, Ngugi se ha dedicado a liderear el rescate de la dignidad cultural de su pueblo. Mi segunda pregunta desde EL VOCERO para Ngugi es: ¿Qué advertencia trae para los estadounidenses sobre el poder de otro vernáculo en la metrópoli y en la colonia?

Hace una década que me he dedicado a los Estudios Culturales y Postcoloniales. He leído y releído varias veces 100 textos favoritos sobre el tema. Mi tercera pregunta al visitante es ¿qué podemos aprender hoy mismo del Africa? Sí, para los parejeros boricuas dije —aprender. Ya he aprendido en especial de autores que me han sacudido como China Achebe, Avi Kwei Armah, y Ben Okri, entre otros. Sus tres novelas examinan la desilusión de los pueblos colonizados con una independencia política que no ha representado liberación alguna para sus pueblos, no. ¿Si eso es así, qué debemos preferir los puertorriqueños?

Achebe describe el choque de las culturas europea y africana en la vida de un líder de su gente en la Nigeria a la que llegan los imperialistas ingleses y “las cosas se derrumban”. Armah describe la desilusión que le produce la corrupción en Ghana, independiente en los últimos años de su líder Kwame Nkrumah, porque “no han nacido aún los bellos”. Okri nos describe la espiritualidad de un niño en la Nigeria actual dentro de la realidad de sus “carreteras hambrientas”. Tres tragedias de independencias. Ngugi va más lejos.La presencia aquí de Ngugi y releer su texto ‘Decolonizing the Mind’ me obliga a decirle a él que en Puerto Rico nos salvamos de la tragedia idiomática antes de una independencia, en 1948.

Ese fue nuestro acto de liberación cultural. Nuestra victoria. Puerto Rico se liberó culturalmente, planteo yo que en una liberación mucho más importante que lo que ha resultado ser la independencia política de otros pueblos coloniales. Ngugi inventó la consigna de lo que hay que hacer (con independencia o sin ella), descolonizar la mente. En otras palabras, el ser que nos visita hoy, dio en el clavo sobre el colonialismo hace ya veinte años —hagámosle caso.Argumentó que para descolonizar la mente del pueblo colonizado es imprescindible que se use el idioma del país natal y no el idioma del invasor, que es el issue de la Era Anexionista. A Ngugi quiero que le llegue este mensaje en EL VOCERO, de que el pueblo de Puerto Rico supo esa verdad mucho antes de que lo intuyeran los pueblos de Africa.

Y que ha sido nuestro triunfo.En su Kenya (ahora la patria de la abuela del presidente de Estados Unidos), en 1952 jóvenes como él hablaban Kikuyu, pero eran castigados si no hablaban en inglés entre ellos. Lo que el sistema colonial le estaba haciendo a los niños de Kenya —nos ha dicho Ngugi— era “alejándolos más lejos que lo lejos de nosotros mismos hacia otros seres, de nuestro mundo a otros mundos”. Mi cuarta pregunta a él es, ¿qué le decimos a él los puertorriqueños, salvados ya?Nuestra literatura se escribe en nuestro idioma. Y aunque se lee poco, se lee en nuestro idioma. Nosotros no tenemos una literatura colonial en inglés excepto por escasas excepciones como Rosario Ferré. Contrario a los africanos, nosotros nunca aceptamos la “lógica fatalista” del inglés en su literatura. Ngugi se ha preguntado: ¿Cómo los africanos fuimos tan débiles?

Y su presencia hoy aquí le responde al tristísimo René Marqués que nos quiso convencer de que el puertorriqueño era y es un ser dócil. Ante el idioma inglés, hemos sido todo lo contrario, fuertes.Lo que Ngugi llama la “subyugación espiritual” del inglés, aquí en Puerto Rico nunca ha sucedido. Y por eso nos reímos de “San Juan Police”, “Guaynabo City” y “Downtown Guayama”. Estoy seguro que alguien en el RUM ya le habrá hecho el chiste a Ngugi wa Thiong’o.El idioma, ha dicho nuestro distinguido visitante, tiene un carácter dual: es un medio de comunicación pero es además un conductor de la cultura. Yo voy más lejos. La ciencia más reciente ha podido probar que el idioma es el receptáculo de los códigos mentales del sentir en las neuronas de nuestro cerebro. Lean a Ngugi: “Nuestra concepción de nosotros mismos como un pueblo, individual y colectivamente, está basada en las imágenes que pueden o no corresponder a la realidad actual, y el idioma sirve de mediador entre yo y mi propio ser, entre mi ser y otros seres, entre la naturaleza y yo.

La tragedia colonial es que el idioma del colonizador crea un área de dominación que determina el universo mental del colonizado. Devaluar la cultura de un pueblo colonizado es la manera en que su metrópoli colonial logra la dominación del universo mental del colonizado”. Ahí está “Downtown Guayama”. Sobrevivió en algunos el dominio de su universo mental por los USA. Sé cómo descolonizar la mente. Vamos a esa tarea.

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