lunes, 2 de junio de 2008

Sufren trastorno mental severo transgresores juveniles

En los últimos años, Puerto Rico ha experimentado una alta incidencia en la delincuencia juvenil de la cual gran parte de estos transgresores juveniles sufren un trastorno mental severo lo que complica la situación, indicó ayer José M. Martínez Rosado, quien acaba de presentar su tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid, sobre la influencia de los factores hereditarios o ambientales en el desarrollo de los trastornos mentales en los transgresores juveniles.

De acuerdo con el estudio, alrededor de 105,934 niños y adolescentes necesitan servicio de salud mental, pero sólo 22,267 fueron atendidos bajo la Reforma de Salud, según estadísticas de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA) para el año 1997.

Martínez Rosado explicó a EL VOCERO que el objetivo del estudio fue evaluar la importancia de los factores hereditarios, ambientales y patrones de crianza en el desarrollo de la conducta anormal. Para esto se evaluaron transgresores juveniles entre las edades de 12 a 20 años internados en un Centro de Tratamiento Social bajo la Administración de Instituciones Juveniles (AIJ). El estudio arrojó que el 24.5% de estos jóvenes provienen de lugares de bajos recursos económicos y sin ninguna estructura familiar saludable.

Casi la mitad de estos transgresores han sido víctima de maltrato físico por parte de la madre. "Un dato significativo que reflejó esta investigación fue que más de tres cuartas partes de los familiares de los adolescentes padecen de algún trastorno psiquiátrico y mucho más de la mitad habían estado en instituciones penales", destacó el egresado del programa doctoral de la Universidad Complutense de Madrid.

Los trastornos más comunes entre estos adolescentes son déficit de atención, hiperactividad, trastorno de abuso de drogas y de la conducta, trastorno depresivo y psicosis. El nivel académico alcanzado fue escuela intermedia y más de la mitad han tenido fracasos escolares. "La conducta disfuncional de la mayoría de los jóvenes estudiados podríamos decir que es hereditaria. Sin embargo, existen otros factores como el entorno familiar, los patrones de crianza, la socialización e influencias culturales que también contribuyen a moldear el comportamiento del individuo", dijo el también profesor de la Universidad del Sagrado Corazón y de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Carolina.

De acuerdo con la investigación, algunos de los parientes de estos jóvenes habían sido diagnosticados con algún trastorno psiquiátrico, ocupando el primer lugar la madre con el 37.7%, seguido por el padre con un 34.0%. Los hermanos con el 17% de los casos y tíos o tías con el 13.2%. El 28.3% evidenciaron haber tenido pensamientos suicidas y en tres de los casos se observó que la madre también intentó suicidarse. También los abuelos, hermanos y tíos tuvieron intentos suicidas. "Esta situación agrava más el entorno familiar de los jóvenes dado a que si los familiares más cercanos no recibieron tratamiento, el ambiente debe haber sido mucho más difícil de establecer vínculos saludables en el hogar", explicó Martínez Rosado.

Mientras, el 94.3% de los jóvenes recibieron tratamiento de salud mental antes de ser ingresados a una institución penal y 3.8% nunca fue diagnosticado antes de la reclusión. En igual por ciento no se evidenció haber recibido tratamiento. El diagnóstico más frecuente entre los jóvenes fue el Trastorno de Conducta, seguido por el Trastorno de Polisustancias. De otro lado, el estudio reveló que el 30.2% de la fuente de ingreso de la familia proviene de Asistencia Nutricional, por lo que "probablemente la pobreza pueda ser un factor que podría perjudicar el estado emocional de los padres que a su vez podría afectar la crianza de los hijos y el entorno familiar, lo que finalmente tendrá un impacto negativo en el estado emocional de los adolescentes".

Agregó que el 39.6% de los jóvenes evaluados fueron maltratados físicamente por su madre y el 32.1% por su padre. El 50% de los participantes describieron su relación con la madre como negativa, y el 15.1% no tenía ninguna comunicación con su progenitora. Antes de ingresar a la institución, el 34% vivía solo con su madre, el 17% con la madre y padrastro, y el 18.9% con los abuelos. "Esto significa que los adolescentes están viviendo en un ambiente no muy favorable para su desarrollo físico, emocional y cognitivo que podría desembocar en problemas de comportamiento y emocionales", detalló Martínez Rosado.

Asimismo, manifestó que la mayoría de estos jóvenes reflejó desobediencia y rechazo a las normas del hogar. "Este comportamiento es reflejo del mismo ambiente hostil y la exposición de violencia en que eran sometidos en su entorno familiar, que posteriormente lo conducen a conducta violenta y delincuencial", expresó. DESERTORES ESCOLARES Sobre la preparación académica de esta población, el estudio reflejó que el grado más alto alcanzado fue el séptimo con 30.2% de los casos. Mientras el 17% llegó al noveno grado. La mayoría estudió en escuelas públicas. El 77.4% al momento de su aprehensión eran desertores escolares porque los habían expulsado de la escuela por mal comportamiento, ausencia y cortes de clase.

"Hay que destacar que el nivel académico de los padres de estos jóvenes oscilaba entre la escuela elemental e intermedia con excepción de algunas madres que llegaron hasta universidad. Podemos observar que los grados académicos alcanzados por los jóvenes son un reflejo de sus padres y han seguido su ejemplo", indicó el profesor universitario. De hecho, el 84.9% de los familiares de los transgresores juveniles estuvieron en instituciones penales.

Martínez Rosado manifestó que a la luz de estos datos el Departamento de Educación (DE) tiene que reevaluar y fortalecer los programas educativos, especialmente los de Educación Especial, en el momento de la evaluación y seguimiento de los jóvenes identificados con problemas de aprendizaje en la escuela. "De esta manera podrían tener un panorama mucho más claro de las necesidades de los estudiantes y enfocarse a establecer programas o currículos de enseñanza adecuados y específicos a los indicadores reflejados", explicó Martínez Rosado. USUARIOS DE SUSTANCIAS CONTROLADAS Sobre el uso de drogas, la investigación reflejó que las sustancias más utilizadas fueron marihuana, cigarrillo y alcohol.

El 80% de estos jóvenes usaban drogas diariamente, incluyendo cocaína y heroína. Indicaron que entre las razones para utilizar drogas fue haberla probado, porque les gustaba o por curiosidad con el fin de ser aceptados en el grupo. "Estos hallazgos nos demuestran la necesidad de elaborar programas más afectivos y dirigidos a prevenir el uso de sustancias controladas en las comunidades, escuelas, centro de salud física y mental como también en Instituciones Juveniles", sostuvo. Por último, el Profesor recomendó a la Administración de Tribunales a contratar peritos con la competencia profesional y adiestramiento necesario para evaluar a esta población, "porque de lo contrario las recomendaciones que se hagan podrían ser adversas a la vida de éstos.

Asumimos deberían ordenar un peritaje genético en todos aquellos casos donde los transgresores juveniles manifiesten conductas anormales y en sujetos con debilidad mental". El Trastorno Mental es una condición que impide a la persona funcionar o desempeñarse adecuadamente, incapaz de adaptarse a las exigencias de la sociedad.

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