martes, 3 de junio de 2008

Esperan justicia

martes, 3 de junio de 2008
Maelo Vargas Saavedra
Primera Hora

Isabela.- Rosas sí, golpes no.

El padre y el ex esposo de Carmen Moya Santiago exigieron ayer justicia por el vil asesinato de la mujer de 42 años, que el pasado viernes fue apuñalada hasta la muerte por su compañero en los predios del cementerio del barrio Jobos, de Isabela, y cuyo cadáver fue lanzado en el barrio Santa Clara, de Juana Díaz, donde fue localizado por personal de la Unidad de Homicidios de Aguadilla.

Rafael López Crespo, ex esposo de la víctima, y su padre Wilfredo Moya describieron por separado a Carmen como humilde, trabajadora y que se daba a querer. Dijeron a PRIMERA HORA que debe caerle todo el peso de la ley a su asesino, acusado por asesinato y violación a la Ley de Armas.

Visiblemente afectado, López, quien procreó una hija que tiene 12 años con Carmen, dijo que se sentía muy orgulloso de ella y la describió como una persona muy especial que no merecía que su compañero Manuel Rodríguez Cruz la asesinara a puñaladas.

“En vez de haberla golpeado, le debieron haber tirado rosas de tan bonita que era y respetuosa’’, dijo con voz entrecortada López sobre la que fue su esposa, la que, dijo, siempre llevará en su corazón y la seguirá queriendo por haber sido muy especial en su vida.

Precisamente por la llegada desde Estados Unidos de López Crespo, el pasado viernes, para ver a su hija fue que Rodríguez Cruz la mató. Según éste relató a las autoridades, la visita del ex esposo de Carmen le provocó celos y por eso la asesinó. Él admitió el crimen.

El vil asesinato ha consternado a los vecinos de la urbanización Alturas del Mar, en Isabela.
La víctima tuvo otras dos hijas de un primer matrimonio, de 20 y 16 años de edad.
“Espero que esté en la gloria y que nos cuide mucho porque nosotros siempre la vamos a recordar’’, añadió López Crespo.

Aún no lo cree
Un desconsolado padre de Carmen dijo que nunca pasó por su mente que Rodríguez Cruz pudiera matar a su hija.

“Yo soy cristiano y como uno dice: 'el diablo siempre anda suelto'’’, expresó, al asegurar que nunca escuchó que entre la pareja hubiese problemas, aun cuando éstos ocupaban la segunda planta de su residencia.

“No soy quién para juzgar a nadie y no creo en la pena de muerte porque al que se mata no paga, porque no sufre, pero sí quiero que la ley lo castigue el máximo de lo que pueda’’, dijo tras señalar que como cristiano lo perdona.

El sargento Carlos Peña, supervisor de Homicidios en Aguadilla, dijo que desde que se reportó que la pareja había desaparecido la investigación los llevó a Vega Baja, donde el victimario llamó a un hermano para confesar su crimen. Añadió que el hombre mató a su compañera al volante del vehículo en que viajaban, frente al cementerio Jobos de Isabela. Luego, pasó el cadáver al asiento del pasajero y fue hasta Juana Díaz, donde lo lanzó en el sector Santa Clara.

El vehículo lo dejó abandonado en el barrio Jagüeyes Arriba, de Villalba, y se refugió en la residencia de su padre en el barrio Collores, sector Margarita, en Juana Díaz, donde fue intervenido por el sargento Peña y el agente Ariel Irizarry del CIC de Aguadilla.
“Le pregunté a Manuel qué ropa tenía el viernes y nos dijo: 'Ésa que está tendida ahí, que la acabo de lavar'... ocupamos las llaves del vehículo y nos indicó que la había matado...” , expresó Peña.

El juez José Morales le impuso una fianza de $200 mil, que no prestó y fue ingresado en la cárcel Guerrero de Aguadilla. La vista preliminar es el 18 de junio.

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