miércoles, 15 de junio de 2011

Barack Obama habla claro sobre status

por Maritza Díaz Alcaide

Nos visitó y prometió que si los puertorriqueños tomamos una decisión “clara” sobre el status, su administración está comprometida a respaldarla.

El presidente Barack Obama abogó ayer en San Juan por el proceso que ya recomendó la Casa Blanca para adelantar la solución al problema político de la Isla, un proceso que dijo que es “justo y equitativo”, aunque fue claro y señaló que mientras los puertorriqueños estén divididos sobre el status, el Congreso no va a actuar.

Obama en Puerto Rico Obama pisa suelo boricua Obama come en panadería “Pienso que para mover al Congreso debe haber una mayoría sólida (que respalde una de las fórmulas”, dijo.

En una entrevista concedida a Univisión, el mandatario no quiso mencionar un número, pero fue enfático en que hay que darle “legitimidad al proceso” con esa mayoría que él llama “sólida”.

“Lo más importante del status es que la gente de Puerto Rico tiene que decidir. Eso está en las manos de la gente en Puerto Rico... cómo se quieren relacionar con Estados Unidos. El proceso presentado por el equipo de trabajo es una manera justa y equitativa. Una vez este proceso se dé, a lo que yo me comprometo es a presentar esto como un mensaje de que es tiempo de tomar una decisión”, acotó textualmente.

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Las palabras del Presidente parecieron dirigidas a plantear que un cambio de status, fundamentalmente hacia la estadidad, requeriría de esa mayoría clara, una que ciertos sectores del país en el pasado han denominado como “supermayoría”.

Obama, que llegó ayer al mediodía y ofreció un discurso en la base Muñiz con un fuerte tono de campaña, también habló en la entrevista sobre la excarcelación del prisionero político puertorriqueño Oscar López, pero sólo en términos de que “esta persona”, según tiene entendido, no ha hecho una petición formal para que se le conmute su sentencia.

Oscar López lleva 30 años preso luego de ser convicto por conspiración sediciosa en Estados Unidos.

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El primer mandatario de Estados Unidos también trajo a la Isla otra promesa: que su administración promoverá un plan compresivo para reestructurar la economía de la Isla y que en ese sentido, ya se han tomado varios pasos.

Sobre la propuesta de eximir la Isla de las Leyes de Cabotaje para que las mercancías puedan transportarse en barcos de matrícula americana entre los puertos de Estados Unidos, dijo que esa idea ya la ha conversado con el comisionado residente, Pedro Pierluisi. No se comprometió con ella, pero sí habló de procurar que haya más producción local y menos importaciones.

La visita de Obama fue, por otra parte, más corta de lo anticipado, pero no por ello exenta de controversias.

El presidente del Partido Popular Democrático, Alejandro García Padilla, “le comió los dulces” al Gobernador, al lograr una reunión él, que provocó que el encuentro con Luis Fortuño fuera recortado.

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García Padilla terminó hablando más con Obama que su opositor político, quien en horas de la mañana había dicho que el Presidente estaría en Fortaleza por una hora y cuarto.

El candidato demócrata a la Gobernación por el Partido Popular Democrático consiguió que el Presidente lo acompañara a una repostería de Ocean Park, donde los dos conversaron relajadamente rodeados de público, y hasta el Presidente se comió una medianoche.

Fue allí donde realmente Obama tuvo un contacto directo con el pueblo.

El tema del status, obviamente, fue el plato principal de la sobremesa, según el propio García Padilla había anticipado.

“No puede haber un proceso de plebiscito injusto, prostituido”, había dicho. Luego se lo mencionó en Kasalta al Presidente, con quien estuvo unos 20 minutos.

La mala suerte del Gobernador no terminó con lo del almuerzo.

Cabe señalar que al saludar, Barack Obama primero mencionó al senador Eduardo Bhatia, a Francisco López, a Francisco Pavía y, por último, al “gobernador Fortuño”.

En materia de status, en la base Muñiz el Presidente fue parco.

Allí mencionó el informe del task force presidencial del que dijo promueve “una forma significativa para mover hacia adelante el asunto, de modo que los residentes de la Isla puedan determinar su propio futuro”.

No lo mencionó, pero Casa Blanca lo que busca es que se celebren dos plebiscitos, uno en el que se decida continuar con una relación con Estados Unidos, y si se contesta que sí, que se vote entre la estadidad y el Estado Libre Asociado.

“Cuando la gente de Puerto Rico tome una decisión clara, mi administración los respaldará (will stand with you)”, dijo.

Puerto Rico vio ayer a un presidente campechano y alegre. Dijo: “Buenas tardes. It is good to be back in Puerto Rico”, tan pronto llegó al hangar número 1 de la base, donde lo esperaban unas mil personas.

Frente a cuatro banderas, dos de Estados Unidos y dos de Puerto Rico que le servían de telón de fondo, resaltó varios elementos de la cultura puertorriqueña, pero al mismo tiempo se cuidó de colocar a la Isla dentro de “las mismas aspiraciones y luchas del pueblo americano”.

Precisó que su administración está tratando de que cada familia en la Isla pueda encontrar un trabajo y pueda ser la proveedora de sus hijos.

En una alocusión tipo town meeting -Obama se quitó la chaqueta y se enrolló las mangas antes de hablar- aludió a que Estados Unidos les está dando a los puertorriqueños las herramientas que necesitan “para construir su propio futuro económico”.

En la base, señaló que el Gobierno federal está ayudando a Puerto Rico en el desarrollo turístico, en el desarrollo de su sistema de salud y en la generación de industrias de energía limpia.

“Todos los días los boricuas escriben la historia americana”, dijo Obama, quien aprovechó para resaltar figuras cimeras de la Isla, como el cantante Marc Anthony -que estuvo en el recibimiento- y el baloncelista José Juan Barea.

“Ese muchacho sabe jugar... La próxima vez que venga quiero jugar una cocinita con él”, bromeó.

También homenajeó a los veteranos puertorriqueños, de quienes dijo que su deseo de servir y sacrificarse es tan americano como el apple pie o como el “arroz con gandules”, plato boricua cuyo nombre pronunció con suma dificultad.

Entre los veteranos, Obama destacó a Juan Castillo, un veterano de la Segunda Guerra Mundial y de Corea que próximamente cumplirá 101 años; y a Ramón Colón López, un oficial de la Fuerza Aérea que estuvo en Afganistán y se convirtió en el primer latino en ser galardonado con una medalla de combate.

De la base se fue para La Fortaleza, lugar al que se les impidió la entrada a los reporteros de Primera Hora.

En la mansión ejecutiva, Obama escuchó a la orquesta juvenil 100 X 35 y tuvo un breve encuentro con Fortuño y el Comisionado Residente, en el que hablaron sobre el status, según confirmó el Primer Ejecutivo.

Obama no tomó ni agua en Palacio ni tampoco comió de los polvorones que se había dicho que le daría la Primera Dama.

Al Presidente le tenían una bola de baloncesto firmada por Barea, pero no se la llevó. La firmó y se la entregó a uno de los hijos de Fortuño.

De ahí, salió a reunirse con García Padilla y más tarde se fue para el hotel Caribe Hilton, a la actividad de recaudación de fondos.

En su brevísima visita a la Isla del Encanto, Obama se llevó una friolera de billetes: cerca de un millón de dólares.

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