miércoles, 25 de agosto de 2010

Hace falta mucho más que la Ley 54

Hace falta mucho más que la Ley 54
La fundación Alas de la Mujer realizó un panel sobre violencia doméstica. La doctora y catedrática Milagros Colón sostuvo que la puesta en vigor de la Ley 54 ha sido difícil porque al proceso al que someten a la víctima puede llegar a ser tortuoso.
(Para Primera Hora / Rafael Pichardo)
miércoles, 25 de agosto de 2010
Arys L. Rodríguez Andino / Primera Hora

El ciclo de la violencia machista coloca a la mujer en una posición de tanta fragilidad que se necesita mucho más que la Ley 54 para protegerla y reinstalarla en la vida fortalecida.

En un panel sobre violencia doméstica organizado por la fundación Alas de la Mujer, la trabajadora social Mercedes Rodríguez explicó que una víctima de violencia puede hacer todas sus actividades cotidianas y socializar sin que nadie a su alrededor se dé cuenta de la situación que atraviesa.

“Parte del síndrome de la mujer maltratada supone que lo oculta para protegerse, para proteger a su agresor o a su familia”, manifestó.

Con un corazón en cartulina Rodríguez cortó pedazos de la figura mientras enumeraba algunas de las expresiones violentas que se utilizan contra la mujer. “Con cada expresión verbal el corazón se va debilitando. 'Quítate esa ropa que te queda mal, pareces una puta con esa ropa puesta'”, subrayó la comunicadora.

La doctora Milagros Colón, profesora y miembro del Centro de Investigación de Estudios del Género de la Universidad Interamericana y quien también participó del panel, expresó que la puesta en vigor de la Ley 54 ha sido bien difícil porque el proceso al que someten a la víctima puede llegar a ser tortuoso.

“Muchas veces se agrava porque entre policías, jueces y fiscales, y juezas también, puede prevalecer la idea de que los alegatos de las mujeres responden más a celos o deseos de venganza”, expuso Colón.

La directora de Programas Judiciales, Gina Méndez Miró, reconoció la resistencia o falta de sensibilidad que pueden manifestar algunos miembros de la Judicatura, pero aseguró que las propias intercesoras legales de las salas especializadas en violencia doméstica han elogiado la conducta de muchos de los jueces y juezas, algo que se ha logrado con talleres.

La sobreviviente de violencia machista, Sharon Rodríguez, señaló que la ley también debería castigar a los cómplices de los agresores, que muchas veces son los familiares y amigos.

“Los agresores nunca están solos. Siempre, siempre tienen a alguien a su lado, sea familia, sea vecino, sea amigo, sea quien sea. Debemos penalizar también a esas personas”, expuso enérgica al asegurar que ella tuvo que sacarse de encima a un familiar de su agresor con una Ley 140. “Sabía día y noche todos mis movimientos y llamaba al individuo”.

Como muchas de las víctimas, nadie sabía por lo que ella pasaba. “En la sala del tribunal, en el testimonio, mi madre se enteró de todo lo que yo viví”, narró la mujer quien dijo hablar por las que ya no hablan porque están muertas.

Como ella, Iris, otra víctima, salió de su casa para huir de su agresor. En menos de un año había vivido en 11 lugares antes de llegar a Puerto Rico desde California. Aquí se encontró con el escollo de que no querían tomar su caso porque los hechos no habían ocurrido en el país. Aunque finalmente recibió ayuda y estuvo albergada, entiende que los programas deberían adaptarse a las víctimas y no al revés.

Acerca de las órdenes de protección, tanto Rodríguez como Méndez Miró coincidieron en que en ese momento debe haber toda una estructura de apoyo porque el papel, por sí solo, no aguanta una bala.

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