martes, 8 de junio de 2010

Ausente un frente unido

Ausente un frente unido
No se ha generado aún en el País un movimiento que coordine a los distintos grupos afectados por las políticas del gobierno


Por Mildred Rivera Marrero / mrivera1@elnuevodia.com

A pesar de que el liderato de diversos sectores ha respaldado la huelga de la Universidad de Puerto Rico (UPR), aún no se genera en el País un movimiento de protesta masivo y coordinado entre los diferentes grupos afectados por las políticas públicas de esta Administración, afirman líderes sindicales y comunitarios, sociólogos, antropólogos y estudiosos de la política.

Desde el año pasado, miles de empleados públicos han sido cesanteados y algunas agencias, como la Oficina de Comunidades Especiales han sido virtualmente eliminadas al despedir más del 80% de su fuerza laboral. Cifras oficiales revelaron que entre abril del 2009 y abril del 2010 se perdieron 50,000 empleos en el País.

Los nuevos jueces nombrados por el gobernador Luis Fortuño al Tribunal Supremo advirtieron en una decisión que los casos se resolverán con criterios político partidistas. Se eliminó la colegiación compulsoria del Colegio de Abogados y la designación de reserva natural al Corredor Ecológico del Noreste. Se eliminó el poder del Fideicomiso de la Tierra para que las comunidades del Caño Martín Peña tengan una titularidad colectiva.

Esas y otras determinaciones de la administración Fortuño han afectado a miles de ciudadanos algunos de los cuales, en su momento, han protestado. Incluso, se crearon colectivos como Todo Puerto Rico por Puerto Rico, que han hablado de llevar al País a una huelga general. Pero no lo han conseguido. El llamado a un paro nacional esta semana no detuvo las actividades en la Isla.

No existe una sola explicación para que los afectados no se movilicen masivamente, como ocurre en otros países. Pero la falta de un liderato fuerte que convoque a los ciudadanos y la cultura de esperar a las elecciones para ajustar cuentas, destacan entre los argumentos esbozados a El Nuevo DíaEl Nuevo Día.

“No hay oposición a nivel político. El gobierno está acabando con todas las instituciones y toda la legislación que tomó 40 años para construir. El impacto del triunfo electoral fue de tal magnitud que no hay oposición. En el País no hay voces que se levanten y le digan a la gente lo que hay que hacer. No hay gente que los invite”, sostiene Gilberto Concepción, abogado independentista.

Concepción señala que los grupos que han manifestado su descontento con el gobierno no han logrado articular un movimiento. En cuanto a los ciudadanos particulares, afirma que muchos no hacen nada porque piensan que no se verán afectados o porque tienen miedo de perder sus empleos, mientras que muchos cesanteados se encierran en su realidad en la que tratan de que alguien los emplee.

Pero Concepción también argumenta que “el País está agobiado” porque “la paliza” ha sido en muchos frentes a la vez.

El sociólogo y profesor del Recinto de Mayagüez de la UPR, Lester McGrath Andino, mira esta coyuntura política y social desde el punto de vista de lo que fue la lucha para sacar la Marina de Vieques. Y declara que ahora está ausente una de las grandes fuerzas de movilización de aquel momento, las iglesias.

“¿Donde están los seminarios, la Conferencia Episcopal de Puerto Rico? La Iglesia, en general, ha estado ausente. Aquí la ideología partidista es tan fuerte que cualquier cosa contra la cual se proteste puede interpretarse como populares en contra”, manifiesta.

La explicación de la líder sindical, Luisa Acevedo, está atada al proceso electoral del País.

“Tú sientes ese disgusto, sientes que la gente está de verdad indignada. Pero, eso no se transforma en una acción afirmativa de combatividad”, señala, para luego reconocer que gran parte de los miles de empleados despedidos no acude a las manifestaciones.

Acevedo asegura que todavía tiene que explicarle a los obreros que visita en los centros de trabajo que “tiene que haber una respuesta de pueblo para poder contrarrestar esta política, que es generalizada, que no es un hecho aislado. Mucha gente responde: olvídate, si los vamos a tumbar en el 2012”.

“Esa es una respuesta continua en los centros de trabajo. Pero nosotros (los líderes) sabemos que esa no puede ser la respuesta porque si esto continua en el 2012 no vamos a tener País”, agrega en una entrevista hecha horas antes de que fuera golpeada por la Fuerza de Choque frente al Hotel Sheraton el jueves.

Respecto al tema partidista, el antropólogo Jorge Duany, afirma que es importante resaltar la situación interna de lo que serían los partidos de oposición como tropiezo para una convocatoria efectiva. “El Partido Popular no tiene liderato, tiene un problema con el estatus y, evidentemente está muy dividido. El Partido Independentista no quedó ni inscrito”, recuerda.

A eso se suma que “el movimiento sindical hace muchísimo tiempo que se ha debilitado”, dice.

Para el profesor de Ética Política de la UPR de Humacao, Juan Marcano Medina, la respuesta es el carácter colonizado del puertorriqueño. Según el estudioso, eso es lo que explica que no se proteste ante eventos injustos, desde cosas tan simples como el que un consumidor se cuele en una fila, hasta decisiones públicas erradas.

“Somos un país colonizado hasta la médula ósea. Todo se reduce a miedo a perder algo”, afirma.

Como parte de esa cultura colonizada, asegura Marcano, los puertorriqueños están acostumbrados a que solamente participan de las decisiones del País mediante el voto.

“Tenemos un déficit de participación democrática y a eso se suma el miedo a levantar la mano y protestar”, asegura.

Ante ese escenario, el líder comunitario Jorge Oyola plantea que es vital que personas de los sectores de las clases media y baja asuman la responsabilidad de participar más activamente en la política. Dice que eso ayudaría a contrarrestar la inmovilidad que se ha generado.

“El gobierno fue astuto en pelear con todo el mundo a la vez y en sacarnos de una línea de trabajo ya organizada. Muchos grupos sienten que son muchas cosas a la misma vez. Son tantos tiros a la misma vez que nos dejan peleando nuestras guerras, tratando de salvar lo más que se pueda, aunque conscientes de que tenemos que unirnos como pueblo en ese reclamo”, explica.

Aunque no ha logrado una movilización masiva, los entrevistados coinciden en que los estudiantes de la UPR han dado cátedra de organización y han demostrado que hay nuevas formas de encararse al gobierno para defender los derechos de los ciudadanos.

“Los estudiantes han podido mostrar una estrategia de resistencia y de militancia. Eso contrasta con la aparente renuencia de la administración a sentarse a dialogar”, sostiene Duany.

“Si algo es cierto es que hay un sentimiento generalizado contra este gobierno. Lo que me puedo imaginar es que si le pasa algo a un estudiante en un momento de violencia, podría desatarse otra situación. Si pasa algo allí sería como la muerte de David Sanes en Vieques”, declara Marcano.

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