sábado, 22 de agosto de 2009

Prófugo de la Florida tima a más de 20 en Guayama

sábado, 22 de agosto de 2009

Darisabel Texidor Guadalupe

Para Primera Hora


Guayama. Para Glenda Torres, llevar a su hijo de cuatro años a su primera experiencia escolar era un momento esperado con ansias, pero lo que nunca imaginó fue que toda esa magia terminaría antes de comenzar.
Esta madre, junto a un grupo de cerca de 20 personas, sufrió en carne propia cómo el sueño de una buena educación para su hijo se vino al suelo al conocer que el director del colegio Master Learning Bilingual School, Ángel Rodríguez Colón, les mintió y les robó el dinero invertido en la educación de su pequeño.


Pero días antes de comenzar el curso escolar, preocupada porque el director no les había entregado ni libros ni uniformes, se enteró de que el hombre había sido arrestado e ingresado a la cárcel de Bayamón por estar prófugo de las autoridades del estado de la Florida por cargos de fraude, robo y drogas.
“Nos tomó por sorpresa la noticia, él se veía una buena persona”, indicó la madre.
Ésta explicó que estuvo buscando un lugar donde su hijo pudiera comenzar su prekinder, fue ahí cuando encontró una hoja suelta en la que promocionaban el colegio y fue a una reunión a conocer más fondo el proyecto, quedando convencida de que el lugar era confiable y serio.
“Le pagué más de $600 y confiamos en él porque siempre se mostró como una buena persona”, dijo la madre, quien dijo que el hombre les presentó evidencia de sus supuestas acreditaciones y experiencia profesional, las que resultaron ser todas falsas.


Por otro lado, María Santiago, quien conoció al imputado luego que su nuera trabajara en un campamento de verano que éste realizó en Guayama, decidió ofrecerle sus servicios de preparar propuestas y solicitar los permisos correspondientes en las diversas agencias gubernamentales para que éste pudiera abrir el colegio, ayuda que ascendió a más de $6 mil.
Además, su esposo, José Gómez, también aportó la mano de obra en los trabajos de construcción en el edificio que albergaría la escuela, pero nunca vio un solo centavo como pago a su labor.
“Me siento engañado porque lo hicimos de buena fe y jamás esperaba algo así de él”, expresó preocupado, ya que tuvo que solicitar una línea de crédito para los gastos incurridos, la que ahora no puede pagar.


Santiago explicó que nunca notaron algo sospechoso en el hombre, que todo lo que hacía parecía estar dentro de los parámetros legales. Luego, pudieron corroborar que falsificó diplomas universitarios, tarjetas electorales, certificación de maestro del Departamento de Educación y del Consejo General de Educación y cartas sobre la aprobación de propuestas federales. Asimismo, el individuo adquirió un vehículo a nombre de una de sus empleadas, a quien engañó diciéndole que la firma que le prestaba era como codeudora. Ésta se enteró cuando el banco le informó que tenía el crédito comprometido al comprar un carro. “Él firmó una certificación de empleo en la que indica que me pagaba $1,600 y nunca me pagó por mi trabajo”, mencionó Lourdes Vargas.
Otras de las fechorías que hizo “el lobo disfrazado de cordero”, como le decían los perjudicados, fue adquirir material y equipos de oficina y computadoras, por los cuales nunca pagó.


“La pregunta es adónde fue a parar tanto dinero si ni tan siquiera vimos un libro”, sostuvo Yelissa Torres, otra de las madres, cuyo hijo se había encariñado mucho con el falso maestro, ya que también ofrecía tutorías.

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