lunes, 15 de agosto de 2011

Sigue la fiebre por el oro

Por Yamilet Millán Rodriguez,

En momentos de crisis y con los vaivenes de las bolsas de valores algunos inversionista ven el oro como una oportunidad de inversión estable. Mientras, a nivel doméstico, el aumento en la demanda de este metal precioso ha provocado un incremento en la cantidad de personas que deciden vender sus prendas para allegarse algún dinero.

Esto ha provocado al proliferación de ciertos negocios, como es el caso de las casas de empeño, algunas de las cuales dedican gran parte de su operación a la compraventa de oro.

El subcomisionado de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras (OCIF), Antonio Salvá, dijo que en lo que va de año han otorgado licencias a 196 oficinas y 62 sucursales de casas de empeño. En el 2010 totalizaron 221 establecimientos licenciados por el organismo. “En los últimos años han aumentado la cantidad de solicitudes”, expresó Salvá.

A partir de mayo de este año, con la aprobación de una nueva ley la OCIF puede reglamentar el negocio de compraventa de metales y piedras preciosas cuando se lleve a cabo en el mismo local donde se opere el negocio de casa de empeño.

La asesora legal general de la OCIF, Griselle Morales, informó que este año han recibido cuatro querellas contra estas instituciones, de las cuales tres fueron resueltas y una fue desestimada por falta de jurisdicción.

Por su parte, el gerente del Taller Joyería Frank Quiñones, Frank Ramírez, ha evidenciado que el aumentado en el precio de oro ha provocado que muchas personas vendan el oro –principalmente en piezas de joyería- que tienen en sus casas. Dijo que el 97% de las personas que visitan el establecimiento en el Viejo San Juan le venden oro.

Actualmente, el costo del oro ha aumentado tanto que su precio en días recientes cotizó $1,760 la onza cuando hace diez años estaba aproximadamente en $350.

“Si tienen oro es buen momento para venderlo”, expresó Ramírez, quien dijo que diariamente sobre 20 personas visitan su establecimiento, experiencia repetida en otras joyerías y casas de empeño.

Antes de comprar, destacó, la mayor parte de las personas investigan el precio “y llegan con un presupuesto luego de visitar otros establecimientos”. “Hay un margen bien finito. Todo el mundo quiere comprar y lo hacen por un precio muy alto”, manifestó Ramírez.

Recordó que entre los años 1978 a 1981 “ocurrió algo parecido” con el furor por el oro. Para esos años tuvo un valor entre $35 a $40 y llegó a subir a $870, pero luego se “desplomó”.

“Cuánto durará esto no lo sé, puede ser algunos años más, pero la economía está mala y se invierte mucho en esto”, sostuvo Ramírez.
Al menos en el casco del Viejo San Juan, indicó que compiten con sobre 15 establecimientos que se dedican a la compraventa de oro. En el resto de la Isla, prácticamente existe uno o más establecimientos dedicados a estas transacciones. “Nosotros tratamos de ser justos y competir lo mejor posible”, expresó.

El Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) tienen la responsabilidad de velar porque las básculas utilizadas para determinar el peso del oro estén bien calibradas para garantizar el valor justo, y también deben estar pendiente a que no publiquen anuncios engañosos. Al cierre de esta edición el secretario del DACO, Luis Rivera Marín, no estuvo disponible para entrevista.
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